El inminente final de nuestra existencia nos evoca a pensamientos acerca del sentido de la vida, de nuestra misión en este mundo. La existencia terrenal es solo pasajera.
Esas preguntas que solo nos formulamos en momentos difíciles.
Si queremos encontrar el sentido de nuestros días, fundamental es conocer la complejidad de nosotros mismos.
De algún modo, todos terminamos -inconscientemente- aferrados a otro tiempo.
Todo lo que AHORA hacemos, acaba de formar parte ya del pasado. Sin embargo, tenemos la posibilidad de revivirlo con la memoria, para volver a disfrutarlo o recapacitar, mas no para quedarnos en él.
Nos es imposible modificar el pasado, pero sí podemos hacer que el futuro sea como nosotros quisiéramos. Ese futuro, ahora forma parte del PRESENTE.
El futuro solo sirve para usarlo como proyección. Para actuar mejor AHORA que podemos, y no arrepentirnos luego.
Las respuestas a nuestras preguntas pueden ser resueltas a través de nuestra experiencia y las de los que nos rodean. Estamos aquí para aprender. Para disfrutar de lo que podemos hacer. Hacer ahora. Sin mortificarnos por el pasado o esperar al futuro.
Recuerda: No existe otro tiempo que el presente. Disfrútalo. Vívelo. Siéntelo. Aprende, enseña y comparte. Ama.
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